sábado, 3 de septiembre de 2022

Montenegro: ¿quieres más?




Montenegro - Mayo, junio / 2022.

Entramos a Montenegro con ganas de playa y en la primera que paramos nos encontramos con la sorpresa de que era una playa y camping nudista. Curiosa sensación pasar en minutos de interactuar con ropa a hacerlo sin ellas y, definitivamente, no era lo que esperábamos de nuestro primer día en Montenegro. Por cierto, en el camping conocimos al hermano MAYOR de nuestro pequeño Kirikú




De camino a la famosa ciudad de Kotor pasamos una noche en "Pachamama Farmstay", un camping concebido por Pasha, un iraní llegado a Montenegro por amor, y que creó un lugar de paz y retiro a poca distancia de Kotor y las playas, pero a años luz de su bullicio. Allí recibimos el regalo de su comida vegana, sus clases de yoga.... y hasta clase de salsa dada por una pareja alemana que se quedaban esos días en el camping. Por ahora... ¡Impredecible  Montenegro!




Luego llegó Kotor, ciudad medieval patrimonio de la humanidad y parada para muchos cruceros que se adentran en su hermosa bahía entre montañosas. Nosotros la vimos en temporada baja y, aun así, nos asombró la cantidad de gente por sus calles. Indudablemente bonita e histórica, pero nosotros solemos sentirnos más cómodos en sitios menos concurridos.





Siguiendo nuestro camino y tras dejar atrás Podgorica, la pequeña capital del país, por fin regresamos a los Alpes Dináricos, esta vez al Parque Nacional Durmitor.







Visitar Montenegro se hace más sencillo con la ayuda de las Rutas Panorámicas. Alrededor de Durmitor hay una pensada para recorrer en un día de coche. Nosotros la comenzamos sin prisas... ¡y nos llevó unos 6 días! Encontramos un lugar escondido junto a un lago por el que pasa la Vía Dinárica, un trekking sólo apto para unos pocos valientes que lo afrontan en autosuficiencia con sus impresionantes mochilas de unos 12 a 14 Kg. Nosotros nos conformamos con la belleza y soledad del lugar y una caminata de un día por la Vía Dinárica. 


(Nuestro jardín de casa por 3 noches) 




Uno de los atractivos de Montenegro en el rafting por la Garganta del Río Tara, así que dentro de la vuelta anterior nos desviamos a Polje para hacerlo. Resultó un rafting muy suave pero muy bonito.



Nuestro camping en Polje estaba justo en el punto donde el Río Tara se une al Río Piva para formar el Río Drina. Hasta hace poco, estos ríos simplemente ni me sonaban, pero ahora estoy leyendo un libro muy interesante titulado "un puente sobre el Drina" que narra el devenir de Bosnia y Herzegovina, poniendo como principal personaje a un puente del siglo XVI que aún existe. Así que me encantó estar en el nacimiento del Río Drina


(Por la izquierda el turbulento Piva

Por la derecha el calmado Tara

Muchos kilómetros aguas abajo, un puente) 

(Embalse en el Río Piva)

Tras habernos empapado de Durmitor, seguimos camino por la garganta del Río Tara hasta llegar al Parque Nacional Biogradska. 

(Puente sobre el Río Tara) 


Este Parque Nacional es famoso por su caminata alrededor de su lago, pero nosotros quisimos añadir otra hacia un mirador y un Katun, que son los asentamientos básicos usados para llevar a pastar a los animales durante el verano. Al llegar descubrimos que el katun lo habían reacondicionado con casitas de cuento, tamaño pinypon, y un restaurante donde estábamos solos con su encantadora dueña. Todo ello nos hizo plantearnos la posibilidad de pasar allí una noche. Por supuesto no habíamos cogido nada en nuestras mochilas para pasar la noche, pero tras un rato considerando ese sentimiento de no poder pasar una noche "fuera" -Kirikú es nuestra casa- solo con lo puesto, llegamos a la bonita conclusión de que esos impedimentos solo son reales en nuestras mentes, así que nos quedamos. Fue una sensación agradable. A veces nos creemos supeditados a un montón de cosas que realmente no necesitamos.

 





Al día siguiente bajamos al lago y disfrutamos de la gran belleza del frondoso Biogradska más típico, aunque ya no estábamos solos. 

 




Nuestra última parada antes de regresar a Albania fue en el Parque Nacional Prokletije. Pasamos unos pocos días allí y tuvimos el regalo de disfrutar de un intenso cielo azul con un sol radiante que encendía el manto verde sobre las montañas que aún mostraban sus ultimas reservas de blanco en sus cumbres. Un derroche de color y luz que nos permitió disfrutar de lo extraordinario de lo esencial: la naturaleza y la luz.





Montenegro es un pais que nos resultó fácil por su vocación europea que hace que mucha gente hable inglés y que su moneda sea el euro. Fácil por su pequeño tamaño y buenas infraestructuras que hacen que puedas ir de una hermosa playa del Adriático a los Alpes Dináricos en unas pocas horas -bastante más con Kirikú, nuestra incansable pero lenta furgoneta-. Fácil porque la gente es amable y los precios económicos. Fácil porque tiene una densidad de población de unos 50 habitantes por Km2, cuestión muy importante si quieres dormir en la naturaleza -Albania y España unos 100 hab/Km2 y Holanda más de 400 hab/Km2-. Fácil por su nivel de desarrollo general, sobre todo viniendo desde Albania. No obstante, debo admitir que aquí sentimos un poco menos la hospitalidad genuina hacia el viajero que percibimos en Albania. 

Su independencia en 2006 de la Yugoslavia de Tito supuso el fin de ese país y la creación de las actuales Montenegro y Serbia. Esta república ortodoxa con raíces otomanas, se ha sabido reponer de la Guerra de los Balcanes y ahora disfruta de una relativa bonanza con un sector turístico de mar y montaña que atrae a una gran cantidad de turistas del este de Europa, entre ellos de rusos y ucranianos que aquí parece que siguen veraneando juntos, como creo que han hecho por mucho tiempo. Ojalá pronto vuelvan a la normalidad. 

Disfrutamos mucho de nuestro tiempo en Montenegro, que nos resultó un país fácil, amable, económico y hermoso. ¿Quieres más?